Casi siempre cuando nos molesta un ruido nos irritamos mucho. El sistema instintivo emocional (cerebro reptiliano y cerebro límbico) que es la parte del cerebro que da lugar a conductas impulsivas, inconscientes, automáticas y rápidas, en ocasiones, dañinas se pone en marcha. En la prehistoria era algo muy útil para huir de los graves peligros como por ejemplo los animales salvajes, pero hoy en día, muchas veces, nos puede jugar una mala pasada haciendo que nuestra reacción al problema sea totalmente desproporcionada y lo agrave todavía más.
Principales pasos a seguir
Por tanto, lo que tenemos que hacer cuando nos enfrentamos a un problema como el ruido que, a bien seguro, activará nuestro sistema instintivo emocional, es aceptar y reconocer la situación sabiendo que la misma va a desencadenar en nosotros toda una serie de reacciones que tenemos que controlar.
Lo anterior será un gran paso para poder intentar solucionar el problema que nos abruma.
En primer lugar identificaremos y calibraremos el foco del ruido. Ya sea un vecino, un animal, un local, una fábrica, un camión de recogida de basuras, etc. tendremos que intentar discernir en qué momentos es más molesto y si tiene una pautas de horarios, etc.
Una vez hecho lo anterior, intentaremos, con mucha calma dirigirnos a la persona responsable del ruido molesto y explicarle nuestro sufrimiento. El ser humano es empático y a veces esto funciona.
Si lo anterior no arroja resultados contactaremos con nuestro Ayuntamiento para que tome cartas en el asunto y si vemos que la conducta persiste y/o que el Ayuntamiento no soluciona el asunto intentaremos la vía escrita, es decir requerir al causante del ruido y también al Ayuntamiento con la debida argumentación legal y explicándole todo lo que está ocurriendo apercibiéndoles de que si no hay reacción positiva acudiremos ante la instancia judicial pertinente en defensa de nuestros derechos.
En paralelo a todo ello, podemos contactar con un especialista en acústica para que mida el nivel de decibelios ya que su informe es una prueba fundamental si no nos queda más remedio que acudir a juicio.
Podemos, además, contratar los servicios de un abogado experto en contaminación acústica para que nos informe y defienda nuestros intereses desde el primer momento para, de alguna manera, desvincularnos emocionalmente del asunto y llegar al objetivo deseado no que no es otro que el cese del ruido molesto.